Nunca imaginamos que nuestro bestiario urbano, ese que vive en el subsuelo, fuera tan numeroso. Ya hemos hablado de los (muchos) restos de mamut y de otros animales prehistóricos que han encontrado en la ciudad; desde el que descansa en la estación del metro Talismán, hasta los más recientes en Santa Lucía. Y de estos últimos queremos hablar porque, ahora que los desenterraron, ¿qué harán con ellos?
La última vez que escribimos sobre la trampa de mamuts en los terrenos del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, apenas habían encontrado 60 ejemplares junto a restos de otros animales como caballos y camellos, además de 15 entierros prehispánicos. Pero ahora, casi 5 meses después, los fósiles ya rebasan los 20 mil huesos, es decir: varios esqueletos completos que fácilmente podrían conformar su propio museo de sitio, aunque el INAH aún no lo tiene muy claro.
Un museo para los mamuts de Santa Lucía
Aunque a principios de junio Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología, y Felisa Aguilar Arellano, presidenta del Consejo de Paleontología, dijeron que iban a iniciar una propuesta de museo de sitio, todavía faltan algunos factores que tomar en cuenta.
Hay que pensar que no todos los restos van a contar con una adecuada conservación, tenemos que hacer un diagnóstico del estado de preservación que presentan los materiales y, a partir de ahí, realizar una selección de los que puede entrar en exhibición y de los que, por sus características, deban de resguardarse en colecciones científicas.
La mejor forma de rescatar a los mamuts
Existen varias formas de preservar este tipo de fósiles de acuerdo con su estado de conservación. Por ejemplo, si los restos están muy incrustados en el suelo o simplemente son demasiados para almacenarlos, se recomienda un museo in situ donde los mamuts se muestren tal y como los encontraron, justo como el de metro Talismán.
La más común de todas es la reconstrucción tipo museo, donde los científicos reconstruyen los esqueletos y los montan en la posición que tenían cuando los animales estaban vivos. Unos buenos ejemplos de este método son los esqueletos del Museo de Geología. Considerando el tiempo y el acelerado avance de la construcción del aeropuerto, los paleontólogos del INAH creen que lo mejor sería hacer un híbrido entre estos dos métodos con ejemplares armados y otros incrustados en el suelo en la posición en que murieron.
Quizá la única parte lamentable de todo esto es que, por la urgencia del aeropuerto, muchos de los esqueletos en éste, el yacimiento de mamuts más grande del mundo, se quedarán sepultados bajo la pista de aterrizaje. Aún así, y para reducir la pérdida de ejemplares, los arqueólogos están trabajando codo a codo con los operadores de maquinaria pesada para sacar tantos ejemplares como sea posible.
Por nuestra parte, nos gustaría mucho la idea de tener un museo de puros mamuts mexicanos inmediatamente después de bajar del avión.
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