Aunque muchas veces parece que ya son pocas las cosas que nos sorprenden o nos parecen nuevas, esta ciudad no deja de sorprendernos. Como muestra, el diminuto, pero encantador hallazgo de una nueva especie de luciérnaga que ronda en el Bosque de Chapultepec.
Si bien la noticia nos llegó hace poco tiempo, el hallazgo del pequeño escarabajo fue visto por primera vez en septiembre de 2024 durante el BioBlitz Chapultepec, un maratón de observación y registro de especies de flora y fauna en una zona determinada en un periodo de 24 horas. Para dicho evento se reunieron expertos en insectos, bacterias, mamíferos, reptiles, aves, entre otros.

Un luminoso hallazgo
Este nuevo ejemplar apareció en las redes que unos especialistas instalaron alrededor de un grupo de luciérnagas, machos y hembras, que estaban comunicándose por medio de señales luminosas. Hay que recordar que estos insectos utilizan su bioluminiscencia como un idioma especial para aparearse, por lo que encontrar machos y hembras en el mismo lugar resulta relativamente fácil para los científicos.
Después de darse cuenta de que estaban frente a una posible nueva especie, los científicos tardaron casi un año para confirmar su hallazgo. Antes de hacer oficial esta noticia, tuvieron que asegurarse de que, efectivamente, se trataba de una especie nunca registrada, ya que la nueva especie presenta una similitud muy marcada con la Photinus palaciosi, originaria de Tlaxcala.

Para diferenciar ambas especies, los expertos se centraron sobre todo en los rasgos del ejemplar masculino como sus órganos sexuales, la fisionomía de sus alas y su comportamiento. Por su parte, las hembras se distinguen por ser larviformes y braquípteras; es decir que, a pesar de tener alas, no pueden volar debido a que son muy pequeñas.
Un nombre para la nueva luciérnaga
Una vez que se concluyó que se trata de una nueva especie de luciérnaga —la número 18 registrada en la Ciudad de México hasta ahora—, la SEDEMA, en colaboración con la Agencia Digital de Innovación Pública y el Instituto de Ecología de la UNAM, lanzó una convocatoria a través de la plataforma Plaza Pública para que el público pudiera elegir el nombre de la nueva luciérnaga.
Para bautizarla se decidió utilizar nombres de mujeres que, desde sus contextos, iluminaron la historia y el conocimiento de nuestro país. Entre las opciones más votadas estuvieron los nombres de personajes como Malinalli Tenepal, también conocida como Malinche y el de la bióloga, escritora y educadora Irene Elena Motts Beal. Finalmente se decidió que la nueva luciérnaga llevaría el nombre de María Sabina, la famosa curandera mazateca y maestra de la palabra, cuyo conocimiento de los hongos la hizo famosa más allá de nuestro país.

Nos parece lógico que un nombre como el de María Sabina ganase este certamen cuyo nombre era Mujeres mexicanas que nos iluminan, pues no solo se trata de reconocer su trabajo aliviando malestares como problemas emocionales, adicciones o incluso peleas emocionales. Nombrar a esta luciérnaga, ahora conocida como Photinus mariasabinae, es homenajear a la sabiduría ancestral de nuestro país, esa de la que casi no hablamos, pero que tenemos presente todos los días.
Este descubrimiento es una invitación a cuidar de nuestras áreas verdes y procurarle un hogar a esta y a todas las especies que habitan cerca de nosotros. Quién sabe cuántas nos faltan por descubrir.