24 de enero 2023
Por: Cheryl Santos

De la Condesa al bosque, la Casa de la Cultura de Tlalpan

La fachada de la Casa de Cultura de Tlalpan fue traída piedra por piedra desde otro punto de la ciudad y parece haber salido de otra época.

Antes de que el Bosque de Tlalpan revele sus 252 hectáreas de Área Natural Protegida se vislumbra un maravilloso edificio que parece haber sido sacado de otra época. Y sí, se trata de la Casa de Cultura del Bosque de Tlalpan, una edificación cuya fachada de ensueño fue traída piedra por piedra desde otro punto de la ciudad, y que hoy en día funciona como un oasis de enseñanza y recreación para los habitantes del sur de la CDMX.

Justo en el límite entre la zona residencial del Pedregal y las puertas del Bosque de Tlalpan, existe esta casona cuya belleza arquitectónica choca decididamente con el entorno que la rodea. No es casualidad. La fachada, con esa hermosa media bóveda cóncava al centro; retrocede al siglo XX y originalmente estaba en lo que hoy es la colonia Condesa, en la intersección entre Av. Michoacán, Alfonso Reyes y Diagonal de Patriotismo (actualmente la Plaza de los Compositores). Fue diseñada en 1907 por el Ingeniero Alberto J. Pani (tío de Mario Pani), como parte del proyecto de modernización de suministro de agua, impulsado durante la última etapa del gobierno de Porfirio Díaz.

Conocida como la Casa de las Bombas de la Condesa, la estructura sirvió durante poco más de 30 años como planta de bombeo, trayendo agua potable a la ciudad desde los manantiales de Xochimilco. Sin embargo, su vida útil terminó en 1940 cuando se inauguró la estación de bombeo de Xotepingo, en Coyoacán. Así, la edificación cayó en un largo abandono de más de tres décadas y, finalmente, se ordenó su completa demolición salvo el frente, cuya historia y atractivo no podían ser simplemente desechados.

Labrada en piedra de chiluca, un material común de principios del siglo pasado; el diseño se apegaba a su función hidráulica primaria y, por lo tanto, exhibía motivos acuáticos incluyendo serpientes, caracoles, tritones, tortugas y hasta una estatua del dios griego Neptuno.

En 1975, sin un futuro claro de por medio, se decidió resguardar la fachada de la Casa de las Bombas y, piedra por piedra, fue trasladada a la parte alta del Bosque de Tlalpan, en donde permaneció oculta y olvidada durante otros 11 años. No sería sino hasta 1986 cuando sería recuperada para darle vida a la Casa de Cultura del Bosque de Tlalpan bajo el liderazgo de otro grande de la arquitectura mexicana, Pedro Ramírez Vázquez.

Aunque para ese entonces su estilo arquitectónico ya estaba bastante bien definido, caracterizado por la experimentación, la audacia y el carácter público; Ramírez Vázquez optó por mimetizarse con la obra y desarrolló un proyecto centrado en los estilos modernistas y neoclásicos de principios del siglo XX.

Para el resto del levantamiento utilizó bloques de piedra natural a juego con los materiales de la fachada original y, en 1988, concluyeron los trabajos para resucitar a este clásico de la arquitectura capitalina. Quedó prácticamente igual que en sus años de gloria salvo algunos detalles como la estatua de Neptuno que se perdió en el proceso.

En la actualidad, el edificio de la Casa de Cultura del Bosque de Tlalpan se encuentra en perfecto estado y funcionamiento; una amalgama de modernas instalaciones al interior y una cara exterior de más de 115 años de antigüedad. Cuenta con una galería y un auditorio para 120 personas que son las salas principales del recinto, además de una planta alta en la que se imparten talleres de música; danza; artes plásticas; actividades histriónicas y hasta disciplinas marciales como el Tai chi. Es también sede de la Orquesta Juvenil de Tlalpan integrada por 30 talentosos músicos con amplia experiencia en el campo.

Una obra en dos tiempos, la perennidad le ha sonreído a la Antigua Casa de las Bombas, hoy la Casa de Cultura del Bosque de Tlalpan, y los tritones y cornisas en forma de tortuga aún le dan la bienvenida a todo aquel que quiera cruzar su portal.

Casa de Cultura de Tlalpan, Camino a Santa Teresa s/n, Parque del Pedregal. Lunes a domingo, 8 am – 8 pm. Entrada libre.

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