24 de enero 2022
Por: Cheryl Santos

Sobre cómo la ciudad perdió la Casa Cueva del Pedregal, obra cumbre de O’Gorman

Por una promesa que no se cumplió, la CDMX perdió una de las mejores edificaciones de la arquitectura orgánica, la Casa Cueva de O'Gorman.

La arquitectura de la ciudad es tan rica que podemos encontrar en todas sus delegaciones desde construcciones prehispánicas, coloniales, art decó y rascacielos enormes. Un hito de la arquitectura moderna de la CDMX, y que ya no existe fue sin duda la Casa Cueva de Juan O’Gorman, en donde el arquitecto materializó los conceptos e ideales de la arquitectura orgánica.

Esta corriente se caracteriza por la búsqueda de armonía entre la naturaleza y la funcionalidad del hábitat humano, es decir, que las construcciones se integren y relacionen con su medio ambiente. Uno de los principales exponentes de la arquitectura orgánica fue el estadunidense Frank Lloyd Wright, quien tenía como objetivo la unificación del espacio, mezclar los interiores con los exteriores y crear espacios armónicos. Influenciado por el pensamiento de Lloyd Wright, O’Gorman imaginó y construyó su Casa Cueva. 

Con esta obra O’Gorman se alejó por completo de su anterior trabajo en donde las líneas rectas y volúmenes estaban marcados y delimitados perfectamente –como es el caso de la casa estudio que construyó para Diego Rivera y Frida Kahlo. Para O’Gorman la Casa Cueva, también conocida como “casa gruta”, era su obra más importante. “Esta casa fue, considero, el único y verdadero trabajo creativo que he hecho. Los otros fueron más o menos poco originales”, dijo en una carta a la escritora y crítica de arquitectura Esther McCoy.

En 1949, O’Gorman compra el #162 de San Jerónimo en el Pedregal y aquí construye su casa, la cual contaba con una estancia-cueva, este espacio surgió de la excavación de la piedra volcánica; a partir de ella crecen el resto de los espacios: un cuarto de servicio, un baño y la cocina, dos recámaras, dos baños, un estudio, una terraza y un amplio jardín, lleno de plantas y flores originarias de México y sobre todo, originarias del Pedregal; todas ellas seleccionadas cuidadosamente por Helen Fowler O’Gorman, escultora, pintora, y autora del libro Plantas y flores de México, que además, era la esposa del arquitecto.

Y aunque la Casa Cueva seguía los postulados de la arquitectura orgánica, la influencia prehispánica y nacional también están presentes: los elementos ornamentales representaba diferentes dioses y símbolos de las culturas prehispánicas de México; incluso la fachada cuenta con un mural al que O’Gorman se refería como “Dioses y símbolos del México antiguo”. La figuras del Chaac y otros dioses prehispánicos, los soles, las lunas, los jaguares y los dos Judas en la entrada principal de la Casa Cueva, al igual que los murales de la Biblioteca Central, estaban conformados por mosaicos y piedras que el propio O’Gorman seleccionó, y en el caso de la casa del Pedregal, él mismo, con ayuda de un solo albañil, colocó.

¿Qué pasó con la Casa Cueva?

Juan O’Gorman y su familia vivieron en esta casa por 16 años, hasta que en 1969 decidió venderla para poder pagar la universidad de su hija en Estados Unidos. La Casa Cueva fue comprada por la escultora Helen Escobedo, y aunque ella le había prometido a la esposa de O’Gorman que no derribarían la casa, esta promesa no se cumplió. Y aunque la construcción fue ampliamente reconocida por otros arquitectos y artistas como Diego Rivera y el propio Frank Lloyd Wright, en México hubo pocas protestas o comentarios respecto a su destrucción.

La historiadora de arte, Ida Rodríguez Prampolini, durante una participación en el programa de Jacobo Zabludovsky protestó sobre la destrucción de la Casa Cueva, lo que le valió ser echada del programa. Por su parte Mathias Goeritz, artista y esposo de Ida Rodriguez, escribió varias cartas a diferentes personas y asociaciones en Estados Unidos informando sobre la destrucción de la casa. O’Gorman por su parte, desistió de cualquier acción legal debido a que, durante la compra-venta de la casa, había firmado un acuerdo que le impedía interferir en el uso y futuro de su obra.

En este sitió se construyó un nuevo edificio que por muchos años fue sede de la escuela de música Fermatta. Y a pesar de que en su momento no fue apreciada, la Casa Cueva de O’Gorman hoy en día es considerada una de las obras más importantes de arquitectura de la ciudad, la cual podemos conocer y apreciar a través de fotografías y modelos.

Más de Local:

Exit mobile version