Se hace historia también con aquello que nos falta: los textos, las marchas y los (anti)monumentos surgen por necesidad de tapar lugares vacíos que no desaparecen. La Antimonumenta se construyó el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) de 2019 frente al Palacio de Bellas Artes. La construcción y protección duró apenas 2 horas y fue simultánea a una marcha de mujeres hacia el Zócalo. De hecho, fueron activistas y colectivas de mujeres quienes pagaron el levantamiento de la escultura y su protección.

“Si un día te dejo de nombrar,
vas a desaparecer totalmente.”
–Sara Uribe, Antígona González

La Antimonumenta –gran nombre donde los haya– es un símbolo de memoria colectiva a las víctimas de feminicidio en México. Es un símbolo de ausencia de ley y de ausencia de ellas, las que nos faltan. Abajo, en la placa, dice: “En México 9 mujeres son asesinadas al día, ni una más.” Así como el territorio es modificado por los espacios vacíos o las muertes, también por las estructuras que denuncian y visibilizan la violencia de género.

Allí, frente a Bellas Artes y bajo la Antimonumenta se reúnen los colectivos de búsqueda, las madres, hijas y hermanas; sirve como punto de encuentro, lugar de sororidad, en donde se leen testimonios o textos feministas. El 8 de marzo de 2020 empieza la marcha en el Monumento a la Revolución y termina en la Antimonumenta, donde se nombrará a algunas de las que ya no están.

Berenice,
Nancy,
Otilia,
Sofía,
Lulú,
Nora,
Fátima,
Ingrid