Casa Libertad: un oásis en Insurgentes para hacer cerámica sin molde y sentir la tierra




Casa Libertad se hace con calma y con cariño. El material resiente la prisa. Uno tiene que respetar sus tiempos de secado, quemado y enfriado. La cerámica te enseña principalmente la paciencia pues para trabajar con ella necesitas experimentar y el horno tiene la última palabra. Otra enseñanza del método es que no puedes controlarlo, así que tienes que confiar en los procesos. Al trabajar con barro suceden muchos accidentes, pues en el calor hay reacciones que no se pueden predecir a menos de que seas un gran experto. Lo único que queda por hacer es: probar, equivocarte (tal vez), experimentar, confiar y esperar a ver el resultado.
Casa Libertad también tiene membresías para los que ya saben trabajar con cerámica pero necesitan un lugar. Y si ya estás dentro, puedes usar el espacio en los ratos libres en que no hay cursos.Queremos que la gente que llegue a Casa Libertad se libere, que no se autocondicione. Todos pueden aprender y ser creativos, todos pueden trabajar la cerámica porque es un material muy noble hecho de accidentes… Y tiene la suerte de ser bello sin ser perfecto. Además, está bien usar de vez en cuando las manos y dejar su sello en la tierra para siempre.
Cursos y talleres
Hay dos grupos abiertos. Uno es los martes de 6:30 pm a 10 pm y otro los sábados de 10 am a 2 pm. Los cursos duran dos meses y cuestan $3,200 (8 clases de 4 horas cada una) e incluyen todo el material. El cupo es limitado a 12 personas y desde la primera sesión se hace una pieza. El chiste es que la gente llegue con ideas de lo que quieren hacer en mente. También hay un workshop de dos días exclusivo para hacer macetas y, en un futuro, planean hacer workshops de otras cosas como ilustración y acuarela.