Topografía emocional de los museos: mapa subjetivo de museos para visitar en la CDMX según el mood

Hay días que piden compañía y otros que suplican silencio. Días para pensar en el futuro o para volver a ser niñx. Días en los que queremos impresionar a alguien o simplemente dejar que el arte nos hable sin tener que decir nada a cambio. Los museos —esos espacios cargados de historia, rareza y belleza— también pueden leerse como una especie de mapa afectivo. No solo como acervos o contenedores de obras, sino como lugares con alma propia, donde cada visita puede ser un espejo, un refugio o un portal.

Hay museos que son para caminar de la mano y otros para caminar contigo mismo. Hay museos que te explican el mundo y otros que te lo desordenan bonito. Algunos huelen a infancia, otros a concreto recién llovido. Están los museos donde una escultura te deja pensando toda la semana, y los que te reconectan con el asombro de preguntarte cómo algo tan cotidiano como un juguete, una flor prensada o una receta de cocina puede ser también patrimonio.

Con motivo del Día Internacional de los Museos —que se celebra cada 18 de mayo—, quisimos hacer un homenaje a esos espacios que, más allá de sus paredes y acervos, nos acompañan emocionalmente. Y aunque no hace falta ir justo este fin de semana, vale la pena recordar que celebrar el arte, la contemplación y la pausa puede hacerse cualquier día del año. Por eso hicimos esta pequeña topografía emocional, un mapa subjetivo que no sigue coordenadas geográficas, sino emocionales. Porque elegir un museo no siempre depende de su colección, sino de cómo te sientes, o de cómo te gustaría sentirte. A veces no se trata de qué vas a ver, sino de a quién llevas, con qué intención, o qué parte de ti necesitas tocar.

Aquí, una selección de museos para cada mood. Guarda esta nota para cuando no sepas a dónde ir, pero sepas exactamente cómo estás.