10 de septiembre 2025
Por: Estefanía Fink

La casa en la que crecí se derrumbó: Moisés Bautista y la fragilidad del hogar

La exposición de Moisés Bautista en Dolores 54 reflexiona sobre hogar, memoria y pertenencia a través de fotografía, cerámica y archivo personal.

El hogar no siempre es un lugar fijo. A veces se esfuma, se transforma o simplemente deja de existir como lo recordábamos. En La casa en la que crecí se derrumbó, exposición en solitario de Moisés Bautista (Guadalajara), el artista parte de un recuerdo personal para preguntarse qué significa habitar, cómo se sostiene la memoria cuando los muros desaparecen y qué queda de un hogar cuando solo sobrevive en fragmentos.

La muestra inaugura el 4 de septiembre en Dolores 54, Centro Histórico, y se construye desde una experiencia íntima: la casa de los abuelos de Bautista, las mudanzas, los espacios prestados y la búsqueda constante de un sitio propio. Ese territorio inicial, que parecía inamovible, terminó por desvanecerse, arrastrando con él objetos y recuerdos.

Las piezas expuestas son como restos arqueológicos de una vida: fotografías trasladadas a distintos soportes, mosaicos cerámicos, cianotipias y ventanas que ya no enmarcan un presente sino vestigios. Cada fragmento se convierte en una pista de lo que fue, en una posibilidad de reconstrucción.

Más que nostalgia, La casa en la que crecí se derrumbó abre una conversación sobre el sentido de pertenencia. ¿De qué está hecho un hogar cuando lo material se borra? ¿Qué tan frágil es la idea de habitar en una ciudad en constante movimiento, donde lo propio puede volverse efímero?

La práctica de Bautista, que oscila entre lo fotográfico y lo instalativo, mantiene un pulso íntimo: el archivo personal como resistencia al olvido. Sus imágenes, entre lo cotidiano y lo emocional, funcionan como una segunda casa: un refugio en papel, en cerámica, en luz.

Dolores 54, Centro Histórico
Visítala a partir del 4 de septiembre
@moydepapel

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