Hay cuerpos que no se quedan quietos. Que no aceptan la forma que se les dio ni el lugar que se les asignó. Cuerpos que escapan, que se deshacen mientras se rehacen. De eso va la primera exposición individual de Felipe Baeza en Kurimanzutto: To feel a then and there, una frase tomada del libro Cruising Utopia del teórico José Esteban Muñoz, que imagina un futuro queer como una fuga hacia otro tiempo y otro lugar —uno más habitable, más justo, más tierno.
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La muestra, que abre el 26 de abril y estará hasta el 19 de julio. reúne retratos, piezas en collage con grabado y bordado, y esculturas de vidrio. Todas giran en torno a cuerpos en transformación: identidades que no se fijan, figuras en tránsito, seres en fuga que no obedecen al archivo ni al espejo.
Baeza trabaja con fragmentos de papel recolectados a lo largo de los años, que en sus obras se comportan como piel: capas superpuestas, erosionadas, con memoria propia. Lo suyo es una arqueología emocional. Una especie de alquimia visual donde se funden el deseo, la herida, el archivo queer y la imaginación política.
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En el corazón de la exposición hay una serie de once retratos de escritores y artistas de contracultura del siglo XX. No son homenajes estáticos: son presencias que vibran, que se insinúan más que se revelan, como fantasmas bellos que todavía tienen algo por decir.
La obra de Felipe Baeza no busca fijar, sino liberar. Sus figuras se rehúsan a ser completas porque —como él mismo dice— “si la rareza fuera un proyecto, nunca estaría terminado”. Ese “nunca estar terminado” es justo lo que permite imaginar otras maneras de existir.
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Kurimanzutto
Gob. Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec
26 de abril — 19 de julio
Martes a jueves 11–18 h / Viernes y sábado 11–16 h