En muchas partes del mundo, el hambre no siempre significa falta de comida, sino falta de nutrientes. Los estómagos se llenan, pero los cuerpos siguen vacíos. Eso es lo que descubrió Felix Brooks-church, emprendedor social y Laureado de los Rolex Awards 2021, cuando trabajaba como voluntario en Camboya. Ahí entendió que la raíz de muchas enfermedades, bajo rendimiento escolar y problemas de desarrollo era una sola: la desnutrición silenciosa.

Años después, su respuesta a ese hallazgo tomó forma en una pequeña máquina llamada dosificador, capaz de agregar dosis exactas de hierro, zinc y vitamina B12 a la harina durante el proceso de molienda. Con esta idea —tan simple como brillante— Brooks-church fundó Sanku, una empresa social que está cambiando la historia alimentaria del este de África.

Felix Brooks-church, cofundador de Sanku, durante una reunión con su equipo en las oficinas de Sanku en Dar es Salaam, Tanzania. En la pantalla se muestra un mapa digital con todos los molinos con los que Sanku colabora en Tanzania, Kenia y Etiopía. ©Rolex/Peter Ndung’u

Desde 2015, Sanku ha instalado cientos de dosificadores en molinos de Tanzania, y con el apoyo de la Rolex Perpetual Planet Initiative, acaba de expandirse a Etiopía. La clave está en su modelo: los molinos y consumidores no pagan más, pero el producto final —la harina fortificada— contiene los micronutrientes necesarios para evitar enfermedades y mejorar el desarrollo cognitivo.

Hoy, el impacto es inmenso: más de 1,500 molinos en Tanzania, Kenia y Etiopía, 120 empleados locales y alrededor de 25 millones de personas beneficiadas. Y aunque su meta es llegar a 100 millones para 2030, Brooks-church confía en que lo logrará antes.

“Cuando instalamos un dosificador y vemos cómo esos nutrientes entran en la harina que después llega a una madre y a sus hijos, sentimos que eso —literalmente— salva vidas”, dice.

El ingenioso dispositivo nació en los talleres metálicos del Himalaya, donde Brooks-church perfeccionó su diseño hasta hacerlo resistente, preciso y fácil de usar. La nueva versión incluso detecta automáticamente el nivel de mezcla vitamínica y envía alertas cuando necesita recargarse. Una tecnología simple, pero con un poder enorme: cada año produce suficiente mezcla para enriquecer 3.6 mil millones de platos de comida.

Ahora, con una nueva fábrica en Etiopía —país donde la fortificación de alimentos es prácticamente inexistente—, Sanku enfrenta una oportunidad histórica. Allí, donde solo 400 molinos grandes alimentan a más de 120 millones de personas, cada máquina instalada puede significar la diferencia entre una generación sana o una debilitada por la desnutrición.

Brooks-church suele repetir que su trabajo no es filantropía, sino justicia nutricional: el acceso a una buena alimentación como un derecho básico. Esa convicción, respaldada por la visión de Rolex y su iniciativa Perpetual Planet, lo ha llevado a construir un modelo sostenible que une tecnología, salud y comunidad.

Porque, como dice él mismo, “no hay nada más poderoso que ver a un molino producir harina que salva vidas”.